El arte del bastón Kowa surgió de la naturaleza pacifica de los habitantes de Jinsei, quienes como simples descendientes de agricultores no sabían nada del manejo de armas y tampoco lo necesitaban. Habían encontrado el sitio ideal para vivir pacíficamente, la guerra estaba lejos y ya no serian perturbados.
Llegaron a estas tierras bordeando el gran bosque, temerosos de adentrarse demasiado en él y caer víctimas de las míticas criaturas que según las leyendas ahí habitaban. Sin embargo Jahú, uno de los líderes desafió los temores de todos y se internó entre los ancestrales arboles con la esperanza de encontrar un nuevo hogar, oculto tras su halo de misterio y leyenda.
Al poco andar se sintió perdido, y temeroso de los peligros del bosque se arrodilló a orar a su Dios, Teoth. Según los cuentos de Jinsei, en ese momento se hizo presente Itsú, el espíritu protector de estas tierras, señor de los bosques. Había tomado la forma humana de un noble guerrero de negros cabellos, y en su mano llevaba un bastón de madera. Sorprendido, Jahú sintió temor ante este desconocido y le dio a entender que era solo un simple agricultor escapando de la guerra, en busca de un nuevo hogar.
- No temas Jahú – dijo serenamente Itsú – No he venido a dañarte a ti o a tu gente, por el contrario. Veo que vuestros corazones son puros y respetuosos de lo que la naturaleza os a entregado, por esto es que voy a guiarlos a una tierra oculta, muy al interior del gran bosque, donde podrán vivir en paz – y así, Itsú los guió a la oculta tierra de Jinsei, al pie de las grandes cumbres nevadas y les enseñó los secretos del bosque, los frutos comestibles y las hierbas con propiedades medicas. Les enseñó además a guiarse por las estrellas y sobre todo, a proteger Jinsei y a si mismos.
Los instó a respetar el equilibrio que debe mantener la naturaleza, que cada forma de vida es importante en si misma y que ningún hombre o criatura debe sentirse con el poder de dominar a otros o de utilizar lo que los dioses les han regalado, para su propio beneficio
Finalmente les enseñó a defenderse sin tener que matar, sin usar armas cortantes o punzantes, sin quitar la vida a otros. Porque la verdadera sabiduría consistía en saber respetar toda vida e Itsú la valoraba profundamente. Así, los habitantes de Jinsei aprendieron el antiguo arte del bastón Kowa nada menos que del mismo señor de los bosques, a quien también llamaron el guerrero sabio. Y el arte fue traspasado durante generaciones, y a los maestros se les llamó los guerreros Kowa, sabios y poderosos protectores de Jinsei.
Sin embargo eso era lo que decían las leyendas. Otros hablaban de un legendario guerrero que había sido traído por los vientos del oeste cientos de años atrás. Lo llamaban Shirou el manco, el primer maestro Kowa.
Llegaron a estas tierras bordeando el gran bosque, temerosos de adentrarse demasiado en él y caer víctimas de las míticas criaturas que según las leyendas ahí habitaban. Sin embargo Jahú, uno de los líderes desafió los temores de todos y se internó entre los ancestrales arboles con la esperanza de encontrar un nuevo hogar, oculto tras su halo de misterio y leyenda.
Al poco andar se sintió perdido, y temeroso de los peligros del bosque se arrodilló a orar a su Dios, Teoth. Según los cuentos de Jinsei, en ese momento se hizo presente Itsú, el espíritu protector de estas tierras, señor de los bosques. Había tomado la forma humana de un noble guerrero de negros cabellos, y en su mano llevaba un bastón de madera. Sorprendido, Jahú sintió temor ante este desconocido y le dio a entender que era solo un simple agricultor escapando de la guerra, en busca de un nuevo hogar.
- No temas Jahú – dijo serenamente Itsú – No he venido a dañarte a ti o a tu gente, por el contrario. Veo que vuestros corazones son puros y respetuosos de lo que la naturaleza os a entregado, por esto es que voy a guiarlos a una tierra oculta, muy al interior del gran bosque, donde podrán vivir en paz – y así, Itsú los guió a la oculta tierra de Jinsei, al pie de las grandes cumbres nevadas y les enseñó los secretos del bosque, los frutos comestibles y las hierbas con propiedades medicas. Les enseñó además a guiarse por las estrellas y sobre todo, a proteger Jinsei y a si mismos.
Los instó a respetar el equilibrio que debe mantener la naturaleza, que cada forma de vida es importante en si misma y que ningún hombre o criatura debe sentirse con el poder de dominar a otros o de utilizar lo que los dioses les han regalado, para su propio beneficio
Finalmente les enseñó a defenderse sin tener que matar, sin usar armas cortantes o punzantes, sin quitar la vida a otros. Porque la verdadera sabiduría consistía en saber respetar toda vida e Itsú la valoraba profundamente. Así, los habitantes de Jinsei aprendieron el antiguo arte del bastón Kowa nada menos que del mismo señor de los bosques, a quien también llamaron el guerrero sabio. Y el arte fue traspasado durante generaciones, y a los maestros se les llamó los guerreros Kowa, sabios y poderosos protectores de Jinsei.
Sin embargo eso era lo que decían las leyendas. Otros hablaban de un legendario guerrero que había sido traído por los vientos del oeste cientos de años atrás. Lo llamaban Shirou el manco, el primer maestro Kowa.