LIBRO II
CAPITULO III
CÓMO DEBEN REGIRSE O GOBERNARSE A SI MISMOS LOS
COMPAÑEROS O DISCÍPULOS DEL
MAESTRO DEL ARTE
CUANDO el Maestro del Arte desee poner en práctica una operación o experimento, especialmente uno de importancia, debe considerar primero de qué compañeros dispone. Ésta es la razón por la que en cada operación cuya experiencia se realizará dentro del círculo es bueno tener tres acompañantes. Si no puede tener compañeros, debe por lo menos tener con él un perro fiel amarrado. Pero si es absolutamente necesario para él tener compañeros, éstos deben ser obligados y ligados por voto a hacer todo lo que el Maestro ordene y prescriba, y ellos deben estudiar, observar y retener cuidadosamente y estar atentos a todo lo que escuchen; porque los que actúen contrariamente sufrirán y soportarán muchos dolores y trabajos, y correrán muchos peligros que los espíritus les provocarán y
procurarán, y por esta causa aun pueden morir.
Entonces, estando los discípulos bien y completamente instruidos y fortificados con un corazón sabio y entendido, el Maestro tomará agua exorcisada y entrará con sus discípulos en un lugar secreto, limpio y purificado, donde los desnudará completamente, después de lo cual pondrá agua sobre sus cabezas, misma que hará correr hasta las plantas de sus pies, de tal manera que los bañe enteramente con ella, y mientras los baña así, deberá decir:
Sean regenerados, limpiados y purificados, en el nombre del inefable, grande y eterno Dios, de todas sus iniquidades, y que la virtud del Altísimo descienda sobre ustedes y viva con ustedes siempre, para que puedan tener el poder y la fuerza para lograr los deseos de su corazón. Amén.
Después de esto, los discípulos se vestirán ellos mismos como lo ha hecho el Maestro, y ayunarán, como él, por tres días, repitiendo la misma oración; actuarán como él, y en la obra lo seguirán y obedecerán en todas las cosas.
Pero si el Maestro quiere tener un perro como acompañante, debe bañarlo completamente con agua exorcizada en la misma manera que a los discípulos, perfumado con los olores y el incienso del Arte y repetir el siguiente conjuro sobre él:
Yo te conjuro, oh tú criatura, siendo un perro, por el que te ha creado, te baño y te perfumo en el nombre del más alto, más poderoso y eterno Dios, para que puedas ser mi fiel amigo en cualquier operación que realice en adelante.
Pero si desea tener como compañero un niño o una niña, lo cual será todavía mejor, debe ordenarlos como lo hizo con el perro, y debe recortar las uñas de las manos y los pies diciendo:
Yo te conjuro, oh criatura, siendo una niña (o niño) por el más alto Dios, el padre de todas las criaturas, por el padre Adonai Elohim, y por el padre Elión,, para que no tengas ni voluntad ni poder para ocultarme nada ni para esconder la verdad en todo lo que demande de ti, y para que me seas obediente y fiel. Amén.
Luego, que purifique, limpie y lave al niño nuevamente, con el agua del Arte, diciendo:
Sé tú regenerado y purificado, para que los espíritus no te hagan daño ni habiten en ti. Amén.
Luego perfume al niño con los olores como se indicó arriba.
Cuando los acompañantes se hayan ordenado así y estén dispuestos, el Maestro podrá operar con ellos con seguridad cada vez que le plazca y podrá realizar sus operaciones felizmente y obtendrá su deseo.
Pero para su seguridad tanto del cuerpo como del alma, el Maestro y sus compañeros tendrán los pantáculos sobre su pecho, consagrados y cubiertos con un velo de seda y perfumados con las incensaciones apropiadas, con los cuales estando asegurados y animados, pueden entrar en materia sin miedo o temor, y pueden estar exentos y libres de peligros y riesgos, a condición de que obedezcan las órdenes del Maestro y hagan todo lo que él les ordene. Si actúan así todas las. cosas irán de acuerdo con sus deseos.
Habiendo arreglado así las cosas, el Maestro tendrá cuidada de qué sus discípulos estén perfectamente instruidos en las cosas que tienen que realizar.
Estos acompañantes o discípulos debén ser tres en número, sin incluir al. Maestro. También pueden ser en número cinco, siete o nueve, pero siempre quedará implícito que obedecerán las órdenes de su Maestro, ya que es la única manera de que todas las cosas tengan éxito.